Mundos Internos, Mundos Externos – Parte 2 – “La Espiral”

Equilibrar el poder de la espiral con la quietud propia de la observación de tu conciencia, es alinearte con tu pleno potencial evolutivo.

Mil años antes de la creación del antiguo observatorio de Stonehedge, la espiral era un símbolo predominante en la Tierra. Las espirales antiguas se pueden encontrar por todas partes del mundo. Miles de espirales antiguas como estas se pueden encontrar en toda Europa, Nuevo México y Utah en Estados Unidos, Australia, China, Rusia. En virtualmente todas las culturas indígenas de la Tierra. Las espirales antiguas simbolizan el crecimiento, la expansión y la energía cósmica encarnada en el sol y en el cielo. La forma espiral refleja el macrocosmos del universo mismo revelándose. En las tradiciones indígenas, la espiral es la fuente energética, la Madre Primordial. Las espirales neolíticas de Newgrange, Irlanda se remontan a cinco mil años. Tienen quinientos años más que la Gran Pirámide de Giza y son igual de enigmáticas ante los observadores modernos.

Las espirales se remontan a una época en la historia en donde los humanos estaban más conectados con la Tierra; con los ciclos y las espirales de la naturaleza. Una época en que los seres humanos se identificaban menos con los pensamientos. La espiral es lo que percibimos como la fuerza de torsión del universo. El Prana o fuerza creativa hace girar Akasha en una secuencia de formas sólidas. Se encuentra en todos los niveles entre el macrocosmos y el microcosmos, desde las galaxias espirales hasta los sistemas meteorológicos, el agua en tu bañera y tu ADN. En la experiencia directa de tu propia energía. La Espiral Primordial no es una idea, sino más bien lo que hace posible toda condición e idea.

Varios tipos de espirales y hélices se encuentran en todo el mundo de la naturaleza: caracoles, corales marinos, telarañas, fósiles. En las colas de los caballitos de mar y en las conchas. Muchas espirales en la naturaleza se pueden observar como espirales logarítmicas o espirales en crecimiento. A medida que avanzas desde el centro de la espiral, las secciones son exponencialmente más grandes. Al igual que la red de Joyas de Indra, las espirales logarítmicas son autosemejantes u holográficas, de manera que las características de cada parte reflejan el conjunto.

Hace 2,400 años, en la antigua Grecia, Platón consideraba la proporción geométrica continua como el vínculo cósmico más profundo. La sección áurea (número áureo) o proporción divina era el secreto más grande de la naturaleza. La sección áurea puede expresarse como la relación de A + B a A es igual a la relación de A a B. Para Platón, el alma del mundo se vincula en una sola resonancia armónica. El mismo patrón pentagonal que existe en una estrella de mar, o en una rebanada de quimbombo, se puede observar en la trayectoria del planeta Venus trazada en el cielo nocturno durante un periodo de ocho años. Se observa en el mundo inteligible de las formas en el cielo y el mundo visible de los objetos materiales en la tierra, a través de este principio de la autosemejanza geométrica. Desde los patrones autosemejantes del brócoli romanesco hasta las ramas de las galaxias, las espirales logarítmicas son patrones omnipresentes y arquetípicos. Nuestra galaxia de la Vía Láctea tiene varias ramas espirales logarítmicas con una pendiente de unos doce grados.

Cuanto mayor la pendiente de la espiral, más compactos son los giros. Al observar una planta que crece a intervalos de tiempo en un video, uno es testigo de su danza con la espiral de la vida. Una espiral dorada es una espiral logarítmica que crece hacia fuera siguiendo el factor de la sección áurea. La sección áurea es una relación matemática especial que aparece una y otra vez en la naturaleza. El patrón que se observa a continuación se denomina la serie de Fibonacci o la secuencia de Fibonacci. La serie de Fibonacci se desarrolla de tal manera que cada número es la suma de los dos números anteriores.

El matemático y astrónomo alemán, Keppler, descubrió que patrones autosemejantes de espirales son observables de la manera en la cual las hojas están dispuestas en los tallos de las plantas. O en el orden de los pétalos y los capullos de las flores. Leonardo da Vinci observó que el espacio en las hojas tenía a menudo forma de patrones espirales. Estos patrones se llaman “filotaxis” o patrones de disposición de las hojas. La disposición filotaxis se puede observar en los nucleótidos independientes del ADN y en todo, desde los árboles genealógicos de conejos reproductores hasta en las piñas del pino, de los cactus a los copos de nieve y en organismos simples como las diatomeas. Las diatomeas son uno de los tipos más comunes de fitoplancton, organismos unicelulares que sirven de alimento a numerosas especies en la cadena alimenticia.

¿Cuánta matemática debes saber para ser un girasol o una abeja? La naturaleza no consulta al departamento de física para producir un brócoli. La estructura en la naturaleza ocurre automáticamente. os científicos en el campo de la nanotecnología utilizan el término autoensamblaje para describir la forma en la cual se forman los complejos como en la fase inicial de la formación hexagonal del ADN. En la ingeniería de la nanotecnología, los nanotubos de carbono se componen de una disposición similar de materiales. La naturaleza hace este tipo de geometría una y otra vez, sin esfuerzo. Automáticamente. Sin una calculadora. La naturaleza es precisa y extremadamente eficiente. Según el famoso arquitecto y autor Buckminster Fuller, estos patrones son una función del espacio-tiempo.