La gran manera

El Gran Camino no es difícil para quienes no tienen preferencias.

Cuando el amor y el odio están ausentes todo se vuelve claro y sin disfraces.

Haz la más mínima distinción sin embargo, y el cielo y la tierra quedan inmensamente separados.

Si deseas ver la verdad entonces no tengas opiniones a favor ni en contra de nada.

Comparar lo que le gusta contra lo que le disgusta es la enfermedad de la mente.

Cuando el significado profundo de las cosas no se comprende la paz esencial de la mente se perturba en vano.

El Camino es perfecto, como el vasto espacio donde nada falta y nada sobra.

De hecho, es debido a nuestra elección aceptar o rechazar que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas.

No vivas ni en los enredos de las cosas externas ni en sentimientos interiores de vacío.

Prmanece sereno en la unidad de las cosas y esos puntos de vista erróneos desaparecerán por sí mismos.

Cuando intentas detener la actividad para lograr la pasividad tu propio esfuerzo te llena de actividad.

Mientras permanezcas en un extremo o en el otro nunca conocerás la Unidad.

Los que no viven en la Vía única fracasan tanto en la actividad como en la pasividad, la afirmación y la negación.

Negar la realidad de las cosas es perder su realidad; afirmar la vacuidad de las cosas es perderse su realidad.

Cuanto más hable y piense sobre ello más se aleja de la verdad.

Deje de hablar y de pensar, y no habrá nada que no pueda conocer.

Volver a la raíz es encontrar el sentido, pero perseguir las apariencias es perderse la fuente.

En el momento de la iluminación interior hay un ir más allá de la apariencia y el vacío.

Los cambios que parecen ocurrir en el mundo vacío los llamamos reales sólo a causa de nuestra ignorancia.

No busque la verdad; sólo deje de abrigar opiniones.

No permanezca en el estado dualista; evite cuidadosamente tales búsquedas.

Si hay siquiera un rastro de esto y aquello, de lo correcto y lo incorrecto la Esencia-Mente se perderá en la confusión.

Aunque todas las dualidades proceden del Uno no se apegue ni siquiera a este Uno.

Cuando la mente existe imperturbable en la Vía nada en el mundo puede ofender y cuando una cosa ya no puede ofender, deja de existir en la Vía.

Cuando no surgen pensamientos discriminatorios la vieja mente deja de existir.

Cuando los objetos-pensamientos se desvanecenel pensamiento-sujeto se desvanece, al igual que cuando la mente se desvanece, los objetos se desvanecen.

Las cosas son objetos a causa del sujeto;la mente es tal a causa de las cosas.

Comprenda la relatividad de estos dos y la realidad básica: la unidad de la vacuidad.

En esta vacuidad los dos son indistinguibles y cada uno contiene en sí el mundo entero.

Si no discrimina entre lo burdo y lo fino no caerá en la tentación a los prejuicios y las opiniones.

Vivir en la Gran Vía no es fácil ni difícil pero los que tienen puntos de vista limitados son temerosos e irresolutos:
cuanto más se apresuran, más despacio van, y el aferramiento no puede limitarse incluso aferrarse a la idea de la iluminación es extraviarse.

Deje que las cosas sean a su manera y no habrá ni ir ni venir.

Obedezca a la naturaleza de las cosas y caminará libremente y sin perturbaciones.

Cuando el pensamiento está esclavizado la verdad queda oculta pues todo es turbio y poco claro, y la pesada práctica de juzgar trae consigo fastidio y cansancio.

¿Qué beneficio puede derivarse de las distinciones y las separaciones?

Si desea avanzar en la Vía Única no sienta aversión ni siquiera por el mundo de los sentidos y las ideas.

De hecho, aceptarlos plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación.

La persona sabia se esfuerza por alcanzar ninguna meta pero la persona necia se encadena a sí misma.

Existe un solo Dharma, no muchos; las distinciones surgen de las necesidades aferradas del ignorante.

Buscar la Mente con la mente discriminativa es el mayor de todos los errores.

El reposo y el desasosiego derivan de la ilusión; con la iluminación no hay agrado ni desagrado.

Todas las dualidades proceden de la inferencia ignorante.

Son como sueños o flores en el aire: es una tontería intentar asirlas.

Ganancia y pérdida, bien y mal tales pensamientos deben finalmente ser abolidos de inmediato.

Si el ojo nunca duerme todos los sueños cesarán naturalmente.

Si la mente no hace discriminaciones las diez mil cosas son como son, de esencia única.

Para comprender el misterio de esta esencia única es liberarse de todos los enredos.

Cuando todas las cosas se ven por igual se alcanza la Uno-esencia intemporal.

No hay comparaciones ni analogías posibles en este estado sin causa ni relación.

Considere el movimiento estacionario y lo inmóvil en movimiento tanto el movimiento como el reposo desaparecen.

Cuando tales dualidades dejan de existir la unidad misma no puede existir.

A esta Finalidad última no se aplica ninguna ley ni descripción.

Para la mente unificada de acuerdo con la Vía cesa todo esfuerzo egocéntrico.

Las dudas y las irresoluciones se desvanecen y la vida en la fe verdadera es posible.

De un solo golpe nos liberamos de las ataduras nada se aferra a nosotros y no nos aferramos a nada.

Todo está vacío, claro, autoiluminado sin ningún esfuerzo del poder de la mente.

Aquí, el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación carecen de valor.

En este mundo de Talidad no hay ni yo ni otro-que-yo.

Para entrar directamente en armonía con esta realidad simplemente diga cuando surja la duda: “no dos”.

En este “no dos” nada está separado, nada está excluido.

No importa cuándo ni dónde, la iluminación significa entrar en esta verdad.

Y esta verdad está más allá de la extensión o disminución en el tiempo o el espacio; en ella un solo pensamiento son diez mil años.

Vacío aquí, vacío allá, pero el universo infinito está siempre ante sus ojos.

Infinitamente grande e infinitamente pequeño; no hay diferencia, porque las definiciones se han desvanecido y no se ven fronteras.

Lo mismo ocurre con el ser y el no ser.

No pierda el tiempo en dudas y argumentos que no tienen nada que ver con esto.

Una cosa, todas las cosas se mueven entre y se entremezclan sin distinción.

Vivir en esta realización es estar sin ansiedad por la no perfección.

Vivir en esta fe es el camino hacia la no dualidad porque lo no dual es uno con la mente confiada.

¡Las palabras!

El Camino está más allá del lenguaje porque en él no hay no hay ayer ni mañana ni hoy.

Del Manual de Liturgia del Monasterio Zen de la Montaña, (c) Dharma Communications